Un latido cardíaco es una acción de bombeo en dos fases que toma aproximadamente un segundo. A medida que se va acumulando sangre en las cavidades superiores (las aurículas derecha e izquierda), el marcapasos natural del corazón (el nódulo sinoauricular o SA) envía una señal eléctrica que estimula la contracción de las aurículas

Esta contracción impulsa la sangre a través de las válvulas tricúspide y mitral hacia las cavidades inferiores que se encuentran en reposo (los ventrículos derecho e izquierdo). Esta fase de la acción de bombeo (la más larga) se denomina diástole.
La segunda fase de la acción de bombeo comienza cuando los ventrículos están llenos de sangre. Las señales eléctricas generadas por el nódulo SA se propagan por una vía de conducción eléctrica a los ventrículos, estimulando su contracción. Esta fase se denomina sístole. Al cerrarse firmemente las válvulas tricúspide y mitral para impedir el retorno de sangre, se abren las válvulas pulmonar y aórtica. Al mismo tiempo que el ventrículo derecho impulsa sangre a los pulmones para oxigenarla, fluye sangre rica en oxígeno del ventrículo izquierdo a la aorta y de allí a otras partes del cuerpo.
Si la fase diastólica de la acción de bombeo en dos fases es anormal, esto se denomina «disfunción diastólica».
En algunas personas con insuficiencia cardíaca, los ventrículos no se relajan bien durante la diástole. Si los ventrículos no están relajados, la presión en su interior aumentará al tratar de entrar la sangre del siguiente latido. Esto puede incrementar la presión y el volumen de líquido en los vasos sanguíneos de los pulmones (lo que se denomina «congestión pulmonar») o en los vasos sanguíneos que regresan al corazón (lo que se denomina «congestión sistémica»).
La disfunción diastólica se produce con mayor frecuencia en quienes padecen de ciertos tipos de cardiomiopatía.

INSUFICIENCIA CARDIACA: DISFUNCION SISTOLICA Y DIASTOLICA
Desde el punto de vista clínico, la IC se caracteriza por la presencia de síntomas y signos de hipertensión venosa pulmonar y/o sistémica o de bajo gasto cardíaco, atribuibles a la disfunción mecánica de uno o de ambos ventrículos. La IC puede clasificarse de muy diferentes formas, dependiendo del criterio utilizado, generalmente descriptivas más que diagnósticas.
En función de la alteración inicial de la función del músculo cardiaco:
- IC sistólica, cuando el fenómeno primario es la disminución del gasto cardíaco por deterioro de la función contráctil. Se caracteriza, en general, por el deterioro de la fracción de eyección (FE) y la dilatación de la cavidad (cardiomegalia).
- IC diastólica, cuando se produce una dificultad en el llenado ventricular por deterioro de la relajación (o por obstrucción mecánica al flujo sanguíneo), con la función sistólica conservada. Esta situación se define por la existencia de congestión pulmonar (y/o sistémica) con FE normal, y generalmente sin dilatación ventricular (ausencia de cardiomegalia).
Los avances en el conocimiento de la enfermedad han aconsejado introducir el término de disfunción ventricular sistólica asintomática, también conocida como IC latente, que hace referencia a las etapas del proceso en que todavía no se producen síntomas, lo cual no significa que no se estén produciendo las alteraciones que conducen al deterioro progresivo de la contractilidad del miocardio.
Según su situación funcional.
A fin de conocer el grado en que la IC afecta a la actividad física del paciente, la New York Heart Association (NYHA) definió cuatro clases en base a la valoración subjetiva que hace el médico durante la anamnesis sobre la presencia y severidad de la disnea. Así, distinguimos:
Clase funcional I: Actividad ordinaria sin síntomas. No hay limitación de la actividad física. Clase funcional II: El paciente tolera la actividad ordinaria, pero existe una ligera limitación de la actividad física, apareciendo disnea con esfuerzos intensos. Clase funcional III: La actividad física que el paciente puede realizar es inferior a la ordinaria, está notablemente limitado por la disnea. Clase funcional IV: El paciente tiene disnea al menor esfuerzo o en reposo, y es incapaz de realizar cualquier actividad física. La clasificación funcional tiene un importante valor pronóstico y se utiliza como criterio decisivo en la elección de determinadas intervenciones terapéuticas, tanto médicas como quirúrgicas. La evaluación periódica de la clase funcional permite seguir la evolución y la respuesta al tratamiento.
Otros criterios utilizados para clasificar la IC:
Atendiendo al grado de expresión clínica de la enfermedad: compensada, descompensada, inestable, refractaria y terminal. En función del circuito venoso que se congestiona: izquierda, derecha o mixta. Según la rapidez de instauración de los síntomas: IC crónica (también denominada IC congestiva), edema agudo de pulmón y shock cardiogénico. El término IC aguda no es tan apropiado como los de edema agudo de pulmón y shock cardiogénico, por lo que no se recomienda su uso. Según su etiología, dependiendo de las diferentes cardiopatías que actúan como etiología inicial de la disfunción ventricular. La cardiopatía coronaria y la HTA son responsables, de forma aislada o combinada, del 80% de los casos de IC crónica. A estas causas principales les siguen en orden de frecuencia las lesiones valvulares o congénitas (aproximadamente 10%) y los diversos tipos de miocardiopatías (aproximadamente 5%).

oh*!
ResponderEliminarMUY BonitOOoo nuesTro bLog ^^
me parece que nos hemos esforzado mucho en hacer nuestro Blog :)
ResponderEliminarFELICITENNNNN*!
Uno de los farmacos utilizados en el tema de la DD es los betabloqueantes como el Atenolol o Carvedilol. Existe toda una variedad de farmacos betabloquenates, tambien se utilizaron PROPANOLOL Y METROPROL.
ResponderEliminarBuuu!!...que emocion!!! nos hemos inspirado, ta very ok!!!..
ResponderEliminarxvrrrrrrrrr
ResponderEliminarjajajaja XD esos auto comentarios XD
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